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Introducción
Antes de comenzar nuestro trabajo, será muy importante familiarizarnos con los colores. Ellos son nuestro idioma principal para poder crear una obra y es esencial dominar ese idioma.
En primer lugar me gustaría decir que, a pesar de la gran cantidad de colores y matices visibles para nosotros constantemente a lo largo del día, realmente los colores no existen cómo tales en la realidad física. Únicamente existe la variedad de longitudes de ondas de luz visible. Es un fenómeno físico vívido. Cotidianamente estamos decidiendo y realizando juicios a cerca del color. Por ejemplo: qué ropa ponemos? Cuáles colores combinan adecuadamente? En qué tonalidades pintamos nuestra habitación? Cómo se dice popularmente en Rusia “En el sabor y en el color no hay amigos.”
Este tema se ha abordado a lo largo de los siglos desde muchos puntos de vista. Psicológica, filosófica y física, pero sólo la pintura, y su visión pictórica los abraza a todas.
Análisis de la luz blanca
Realmente el primero que profundiza, en el aspecto físico de los colores, es Isaac Newton en el siglo XVII. El descubrió, entre otras cosas, que la luz blanca puede descomponerse mediante un prisma triangular en una banda de siete colores, que denominó “espectro de la luz”. Se ordenan dependiendo de la longitud de la onda en las siguientes sensaciones:
-Voleta
-Azul
-Azul turquesa
-Verde
-Amarillo
-Naranja
-Rojo

Estos colores son el desguace de la luz blanca mediante un prisma y los colores del arcoíris. Además de descubrir el espectro de la luz blanca, Newton lleva a cabo el proceso inverso, sintetizar la luz blanca a partir de los siete colores.

Disco de Newton
Si se colocan los colores del espectro de la luz en siete secciones de un disco y se hace girar muy rápidamente, recibiendo una iluminación intensa, se percibe un disco en blanco. Se denominó “Disco de Newton” y respalda plenamente su teoría.

Johann Wolfgang von Goethe y la teoria del color
“Por mucho que profundicemos nuestro conocimiento del mundo, él siempre guardará un lado diurno y un lado nocturno”
Johann Wolfgang von Goethe fue uno de los intelectuales más influyentes y de mayor prestigio de su época. Su contribución en la cultura alemana se percibe todavía en nuestros días. Estaba volcado con pasión en muchas áreas, pero nosotros nos centraremos en su inmenso interés por el color. Fruto de este interés científico, por la luz y el color, fue su libro “Zur Farbenlehte” (Teoría de los colores) escrito en 1810, opuesto en muchos aspectos a la óptica newtoniana que criticó diariamente, causando no poca polémica en su tiempo.
Sombras de colores
Es el conjunto de la luz y oscuridad lo qué crea los colores. Cuando el sol sale por el este podemos tener la fortuna de observar un fenómeno muy especial. Durante unos instantes la luz anaranjada del sol cae de forma tal, que nuestra sombra parece de un azul-verdoso. Las sombras son en realidad grises: son nuestros ojos a formar ese azul-verdoso para contrarrestar la intensidad de la luz anaranjada, creando una perfecta armonía cromática.
Si iluminamos un cono blanco con dos proyectores de luz blanca, primero desde izquierda y luego desde derecha, se forma una sombra gris a cada lado del cono. Si añadimos un filtro verde al foco de la izquierda, la estructura entera queda bañada por una luz verde, excepto la parte que está a la sombra del cono. A continuación, al encender la luz de la derecha que sigue blanca, nuestra visión crea una sombra magenta allá donde tiene sitio, es decir sobre la sombra gris.
Si nos acercamos hasta no poder ver los contornos de la misma sombra, focalizando sólo y únicamente este punto, la sombra deja de ser magenta y vuelve al gris. Si la vemos aislada nos parecerá gris, sin embargo, en el contexto global, nuestra visión evocará una sombra magenta, porque el magenta es el color complementario del verde.
Geothe se fijó e investigó mucho las sombras de colores, que le llevó a la conclusión que forman parte de nuestra visión y por lo tanto que son una percepción sensorial, antes de nada.
Si iluminamos el cono con una luz violeta, creamos el color complementario amarillo, mientras que la luz azul pastel crea el rojo.
La sombras de colores no pueden verse por sí solas, sino solo en el contexto en lo cuál aparecen. No tienen longitud de ondas y por tanto no pueden medirse. Así qué, de acuerdo con los científicos, no existen y se les califica de ilusión óptica. Sin embargo, ¡las vemos!
Goethe plasmó los resultados de su trabajo sobre su rueda de colores. Consideró que los “pares armónicos”, colores complementarios, son la relación entre el hombre observador y el mundo de los colores.

Cuando el mundo nos muestra un color, nosotros respondemos con su otra mitad.
Creó la “Psicología del color” oponiéndose a la percepción estrictamente física, (entendida por Newton), que explica la visibilidad de un objeto, dependiendo de la materia constituyente del mismo, y la luz.
De acuerdo con su teoría, lo qué vemos de un objeto depende también de una receta variable que es la nuestra percepción, hecho que plantea detrás de sí el problema de la subjetividad inherente a la percepción individual. Él intentó deducir las leyes de las armonías de los colores, atendiendo a sus efectos fisiológicos. Es decir: ¿en qué modo los colores afectan y crean estímulos, en los seres humanos cómo también en animales y plantas?
Posteriormente muchos artistas, filósofos, psicólogos y científicos han estudiado los efectos del color, pero la inmensa variabilidad de sus teorías, nos enseña que no se pueden escribir reglas universales sobre ese aspecto, a causa de la experiencia demasiado personal a la hora de la percepción cromática.
Aunque las sensaciones son puramente subjetivas, las investigaciones de Goethe demostraron que son comunes en la mayoría de los individuos y provocan reacciones inconscientes. Él creó un triángulo con tres colores primarios: rojo, amarillo, azul y lo utilizó por trazar un diagrama de la psique humana, relacionando cada color con una emoción determinada.
Se tendría ahora que abordar temáticas psicológicas, que es un tema que no voy a profundizar aquí.
En definitiva los colores nos ayudan a diferenciar las piezas del puzzle que forman la realidad que nos rodea. Nos informan sobre las estaciones y el ciclo de la vida. Nos muestran las leyes de la naturaleza. En cierto modo nos modelan y hacen de nosotros los humanos que somos.
Luz y oscuridad
Por mi la grandeza de la teoría de Goethe, a diferencia de la ciencia ortodoxa que llama la oscuridad simplemente ausencia de luz, es que él considera que ni la luz ni la oscuridad puedan existir por sí mismas, sino que se complementan. Se necesitan mutuamente. Un rayo de luz no existiría si no está arrodeado de la oscuridad y al revés. Si vemos dos rayos paralelos reflejados en un cristal, observaremos que también se refleja la oscuridad que los separa. Esta oscuridad es parte inseparable del conjunto. Lo qué sabemos de la luz, a parte de las descripciones científicas, es qué por sí misma es invisible. Sólo se ve cuando choca con la materia.
Estamos acostumbrados hablar de la luz del Sol, pero la luz que vemos es en realidad materia luminiscente, partículas que brillan. El hierro fundido también desprende luz, igual cómo el filamento de una bombilla. Goethe llamó este tándem: “la polaridad luz-oscuridad”.
Rueda de colores armónica
El espectro de la luz y los tres colores claros, junto con el espectro de la oscuridad y los tres colores oscuros, han sido incorporados en la “Farbeukleis”(rueda de colores), que llamó “Rueda de colores armónica”. En ella reconocemos todas las leyes genéricas que forman parte de la naturaleza de colores.
El verde forma parte de la base de la rueda y surge como una mezcla de los primarios amarillo y azul. La polaridad desaparece por dar paso al equilibrio y a la calma. El verde pertenece a la tierra. Todas las plantas aparecen con un brote verde, “La cuna verde de la Tierra”.
El magenta forma la parte superior de la rueda y surge como la culminación del encuentro entre el rojo y el violeta. Aquí también desaparece la polaridad por dar lugar a una sublime sensación de paz. La Paz de la noche como fenómeno natural.

La Pintura
En la pintura los “colores primarios” se denominan aquellos colores, que NO se pueden producir a partir de la mezcla de otros y con los que es posible crear una mayor gama de tonos.
-rojo magenta
-amarillo cadmio
-azul
Los colores resultantes de las mezclas, entre los “primarios”, se denominan “secundarios” que en su lugar se complementan con cada uno de los primarios y no han participado en su formación.
rojo+azul = violeta
azul+amarillo = verde
amarillo+rojo = naranja
El rojo es complementario al verde, porque es el resultado de la mezcla de amarillo y azul. Por su parte el amarillo es complementario del viola, porque está creado a partir de rojo y azul. El azul es complementario al naranja, porque se obtiene de la mezcla entre el rojo y el amarillo.

Temperatura del color
Dependiendo de las sensaciones térmicas (la temperatura del color), que generan en el observador, los colores se dividen en cálidos y fríos.

El ojo humano puede distinguir entre 10. 000 colores. Además su sensibilidad se amplía en tres dimensiones físicas, relacionando experiencias de percepción con propiedades “materias”: saturación, brillantez y tono.
Teoría de Ostwald
El químico alemán Wilhelm Ostwald propone su modelo que consta de cuatro colores: amarillo, rojo, azul y verde. El modelo de color RYB, el rojo, el amarillo y el azul son primarios y son pigmentos puros. En teoría los demás colores pueden ser creados mediante la mezcla de pintura roja, amarilla y azul. Este modelo RYB es utilizado generalmente en el concepto de arte pictórica tradicional. La utilización de los colores en paletas limitadas, permite a los grandes maestros crear obras geniales con un valor armónico muy potente. Es un tema muy extenso, que abordaremos en futuro.
“El oído es mudo, la boca es sorda, pero el ojo percibe y habla. En el se refleja, desde el exterior, el mundo y, desde el interior, el hombre.”
Johann Wolfgag von Goethe
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